Hace cincuenta años que se inició la cooperación. Cincuenta años que no han servido para tanto como nos creemos.
Europa ha demostrado ser un pozo sin fondo de donantes y África, un pozo sin fondo de fracasos. Por ineptitud, por poca sostenibilidad, por corrupción, por intereses ocultos, por ignorancia de las formas de vida africanas… Aún así ha calado la idea de que los problemas africanos se solucionarán con proyectos de desarrollo, que la opinión pública juzga por las buenas intenciones y no por los buenos resultados.
En Blanco bueno busca negro pobre, Gustau Nerín, un antropólogo con excepcional conocimiento del continente africano, desmitifica la cooperación internacional. A través de su propia experiencia, y con argumentos económicos, sociológicos, morales y, cómo no, antropológicos pone en entredicho las bondades de las ONG y las ayudas oficiales para el desarrollo.
Europa ha demostrado ser un pozo sin fondo de donantes y África, un pozo sin fondo de fracasos. Por ineptitud, por poca sostenibilidad, por corrupción, por intereses ocultos, por ignorancia de las formas de vida africanas… Aún así ha calado la idea de que los problemas africanos se solucionarán con proyectos de desarrollo, que la opinión pública juzga por las buenas intenciones y no por los buenos resultados.
En Blanco bueno busca negro pobre, Gustau Nerín, un antropólogo con excepcional conocimiento del continente africano, desmitifica la cooperación internacional. A través de su propia experiencia, y con argumentos económicos, sociológicos, morales y, cómo no, antropológicos pone en entredicho las bondades de las ONG y las ayudas oficiales para el desarrollo.